Conocer cómo se maneja la profundidad es bastante provechoso para el fotógrafo, pues gracias a ella puede crear mayor o menor atención hacia el sujeto principal o a lo que es más importante en la fotografía. Para saber manejarla es necesario entender qué elementos influyen en su configuración.

Apertura del diafragma

Veamos el siguiente ejemplo:

Observa las fotografías y su diferencia de apertura. Puedes notar que si bien en ambas se aprecia una zona enfocada, una zona es mayor a la otra, de manera que se aprecian más detalles en la fotografía de la derecha.

Normalmente entre menos apertura mayor profundidad de campo; pero también contribuyen los otros factores (que veremos a continuación) a que esto no siempre sea así.

Distancia focal o zoom

Si manejas objetivos de distancia focal corta, tu profundidad de campo será amplia y normalmente no tendrás variaciones a menos que modifiques la apertura.

Sin embargo, si trabajas con objetivos de focal larga, el aumento de la distancia focal irá disminuyendo nuestra profundidad.

Distancia real entre el lente y el sujeto

Conforme nos vayamos acercando o alejando de nuestro sujeto principal nuestra profundidad variará.

Si nos alejamos de nuestro sujeto, la profundidad crecerá, permitiéndonos tener mayor nitidez en el contexto del sujeto. Por el contrario si nos acercamos mucho a nuestro sujeto, usualmente nuestro contexto tendrá un Bokeh o desenfoque; o sea, tendremos menor profundidad.

Otros factores

Otros dos factores que pueden hacer variar la profundidad de campo, son el tamaño del sensor de la cámara y el tamaño de la pantalla en la que estamos viendo la fotografía

El tamaño del sensor influye por su tamaño (ya hablamos un poco de ellos en el artículo anterior). A menor tamaño de sensor mayor profundidad; es por ello que las cámaras con sensores pequeños, como los celulares, capturan fotografías con una zona nítida muy amplia y difícilmente lograremos que nuestro fondo tome un efecto bokeh.

Por otro lado, el tamaño de la pantalla no hace variar directamente la profundidad de campo, pero sí nuestra percepción de ella.

Usualmente vemos nuestras fotografías en la pantalla de nuestra cámara, que tiene un tamaño mucho menor que la de nuestro monitor. Esto puede influir a que no notemos los errores de enfoque que pueda tener nuestra fotografía pues no vemos a gran detalle la imagen. Como resultado, a veces puedes encontrarte con disgustos a la hora de querer editar una fotografía y darte cuenta que tu enfoque no es en realidad como pensabas.

Esta situación suele atribuirse al “círculo de confusión”, que detallaremos más a fondo en un próximo artículo.

Finalmente, la profundidad de campo varía mucho dependiendo de la clase de fotografía que queremos hacer; así que antes de modificar cualquier parámetro es necesario que pienses qué fotografía harás y si esta requiere más o menos profundidad de campo.